Agua: El nutriente más importante para la producción pecuaria

Por Mireya López, Nutricionista para Trouw Nutrition Sur y Centroamérica

De la conciencia que tenían nuestros antepasados sobre el agua poco queda, afortunadamente está comenzando a surgir nuevamente la necesidad de ocuparse de ella. Es claro el valor del agua para el desarrollo, no solo de la vida humana, base primordial de su existencia, sino en la producción animal. Es un nutriente esencial, que hace posible todas las reacciones químicas celulares, el transporte de nutrientes, así como de las sustancias de desecho. El agua es el componente más abundante en los medios orgánicos, en los seres vivos es el mayor constituyente del organismo animal (entre el 50 y el 95% dependiendo de la edad), lo que explica por qué los animales son más sensibles a la carencia de ésta que de alimento. Una pérdida del 10% de agua del organismo ocasiona una deshidratación grave, pero cuando ésta alcanza el 20% ya supone la muerte.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el 2010 se estimó que el 69% del agua del planeta se dedicaba a la agricultura, el 19% para la industria y el 12% para las necesidades domésticas. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Colombia (INTA) estima que aproximadamente se emplean entre 500 y 3.000 litros de agua para producir un kilogramo de cereal y alrededor de 15.000 litros para obtener un kilogramo de carne. Estos valores hablan por sí solos de la importancia capital que tiene el cuidado de este líquido vital.

El agua es un bien de primera necesidad, imprescindible en la configuración de los sistemas medioambientales, ya que contribuye a la estabilidad del funcionamiento del entorno y de los seres y organismos que en él habitan. Es esencial para aprovechar el potencial de la tierra al máximo, así como para permitir que las plantas aprovechen plenamente los nutrientes, por lo que el sector agropecuario es muy vulnerable y dependiente de este recurso.

La mayor parte de la tierra está cubierta por agua, pero menos del tres por ciento es agua dulce, de esta la mayoría corresponde a agua subterránea, y no toda es potable (fig 1).

Se define el agua potable como aquella que cumple con unas condiciones y características que permite ser consumida por los seres vivo sin producir efectos adversos a la salud. Ésta se utiliza directamente para beber, para preparar los alimentos o en la higiene personal.

Se ha demostrado, experimentalmente, que la restricción de agua ocasiona una disminución lineal sobre el desempeño de los animales. El consumo de agua debe de estar en relación al contenido de materia seca de la ración, una disminución del primero trae consigo un descenso en la ingestión de alimentos, afectándose, en consecuencia, la productividad. Las necesidades de agua también dependen de la especie, categoría y edad del animal, cantidad y calidad de las raciones (nivel de proteína y electrolitos), nivel de producción, clima y en especial la temperatura ambiental.

Al ser imprescindible utilizar el agua en la producción pecuaria, es importante conocer y cuantificar las características del agua de cada región, de cada granja, ya que el suministro de agua de buena calidad es un factor determinante para la producción animal. Una regla de oro que debemos tener en cuenta es que si la calidad del agua no es adecuada para humanos tampoco lo será para nuestros animales.

La turbidez del agua es uno de los parámetros más relevantes en el control de la calidad del agua. Los sólidos dispersos y las partículas en suspensión en el agua turbia pueden actuar como portadores de contaminación microbiológica y también propician la adhesión de metales pesados, compuestos orgánicos tóxicos y pesticidas (fig 2).

Además de la turbidez, al evaluar la calidad del agua debe tenerse en cuenta:

  • Características organolépticas
  • Características fisicoquímicas
  • Sustancias presentes en exceso, como compuestos tóxicos
  • Microorganismos presentes, siendo el agua un importante vector de transmisión de patógenos

Respecto de este último punto, es reconocida la importancia del control microbiano del agua sobre la productividad de los animales, por lo tanto, niveles cercanos a cero es lo deseable.

Los microorganismos, como las enterobacterias, constituyen una amenaza para la salud de los animales y suelen ser abundantes en aguas no potables. La presencia de enterobacterias, como la Salmonella, lleva consigo un aumento en el índice de mortalidad, decomisos en planta de beneficio, altos costos de tratamiento, causar preocupación publica debido a su importancia como zoonosis y su relevancia en planes de salud pública, siendo considerados los productos avícolas como principales fuentes en el contagio de enfermedades de transmisión alimentaria. Por ende, es vital optimizar la calidad del agua para asegurar el estatus sanitario y productivo de nuestras granjas. Al mismo tiempo, esto nos permite reducir el uso de medicamentos, lo que se traduce en grandes beneficios tanto de índole económico como social. El libre flujo de un agua no contaminada resulta clave para el sostenimiento de los ecosistemas que dependen de ella, tanto en la naturaleza como en las producciones pecuarias. A su vez, la contaminación y escasez del agua plantean serias amenazas para la salud de los animales y del hombre, así como su calidad de vida.

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Referencias

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Dabrowska, K.; Switala-Jelen, K.; Opolski, A.; Weber-Dabrowska, B.; Gorski, A; 2005. Bacteriophage penetration in vertebrates.Journal of Applied Microbiology.98:7-13. Jennifer Hughes, Brookee Dean, Tyler Clark y Susan Watkins de la Universidad de Arkansas.
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National Academy of Science/Global Health and Education Foundation.2007. El agua potable segura es esencial

Paredes Díaz, Juana. 2013. Día Mundial del agua .

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