El Ministerio de Agricultura, pesca y alimentación de España (MAPA) eleva la vigilancia por la amenaza de gripe aviar a causa de las migraciones del norte de Europa y restringe la cría de aves de corral al aire libre | El sector demanda excepciones para que no se pierda la calificación de los productos ecológicos.
Las administraciones empujan cada vez más a agricultores y ganaderos para que apuesten por la producción ecológica y ahora, cuando muchos avicultores habían invertido para volver a soltar las gallinas al campo como en tiempos de los abuelos, llega el Gobierno central y dice que las vuelvan a encerrar. Algunos casos de gripe aviar en el norte de Europa y el inicio de las migraciones hacen aconsejable dejar las aves donde estaban: bajo cubierto, en sus aseladeros, abrigadas en el interior de las grandes naves alargadas que caracterizan ya el paisaje de muchos pueblos de Castilla y León.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa) elevó el pasado miércoles el nivel de vigilancia y bioseguridad de las explotaciones avícolas para prevenir la enfermedad, y entre las principales medidas restringe la cría de aves de corral al aire libre.
La medida afecta directamente a un sector en constante crecimiento en los últimos años. Para percatarse de ello basta comprobar que en 2014 el número de cabezas de aviar ecológico en explotaciones de Castilla y León era de sólo 8.157, cuando el año pasado el número ya alcanzaba los 72.538 ejemplares y en 2020 se estima que rozará los 100.000. Estos números se refieren a la cría en empresas ganaderas destinada a la comercialización, pero en un mapa tan rural como el de la Comunidad entra en juego otra actividad económica mucho más importante en cantidad: la de los corrales domésticos.
Se estima que en las nueve provincias castellanas y leonesas existen más de 50.000 de estos corrales, que albergan más de un millón de gallinas. Las familias implicadas deberán tener especial cuidado y guardar sus aves a buen recaudo.
En cuanto a la explotación aviar en ecológico –el asunto que causa especial preocupación–, la práctica totalidad de los establecimientos se dedican a la cría de pollos para carne y gallinas de puesta. Cada animal tiene a su disposición al menos cuatro metros cuadrados de terreno al aire libre, para campar a sus anchas sin las aglomeraciones de las jaulas de la avicultura intensiva.
En los dos últimos años con estadísticas disponibles, el número de cabezas creció un 17,2%, de las 61.935 de 2018 a las 72.538 de 2019, con una producción ese último año de 107 toneladas de carne. Pero si ha habido una evolución espectacular en Castilla y León es la de la producción de huevos ecológicos: mientras en 2014 se produjeron 60.166 de ellos, el pasado año el registro alcanzó los 8,5 millones de huevos (8.561.602), y eso pasando por el año récord, 2018, cuando se rozaron los 12 millones de unidades (11.659.213), según datos dE a Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.
La mayor parte de los pollos y gallinas criadas en ecológico se concentran en las provincias de Valladolid (49.468 cabezas en 2019), Segovia (8.632), Ávila (7.386) y Zamora (4.606), mientras en el resto de los territorios las explotaciones son más testimoniales con 810 cabezas en Burgos, 687 en Palencia, 650 en Salamanca y 299 en Soria. Sólo León permanece al margen, sin ninguna explotación inscrita.
En el contexto nacional, Castilla y León es la quinta Comunidad en producción, por debajo de Galicia, con más de 350.000 ejemplares y 22 millones de huevos; Cataluña, con 240.000 y 15 millones; Andalucía, con 105.000 y 28 millones, y Castilla-La Mancha, con 95.000 cabezas y algo más de 12 millones de huevos.
Así las cosas, el Mapa informó el miércoles a las comunidades autónomas de que eleva el nivel de vigilancia y de bioseguridad en las explotaciones avícolas, como consecuencia de la situación de la zoonosis ‘influenza aviar’ (gripe aviar) en el norte de Europa.
Según el Ministerio, España, que hasta la fecha no ha detectado ningún foco de la enfermedad, es una de las principales zonas de paso de las aves migratorias. Desde finales de julio, las autoridades de sanidad animal competentes «han informado sobre la circulación de influenza aviar altamente patógena en aves de corral domésticas y aves silvestres en el sur de Rusia y en Kazajistán».
En coincidencia con la migración de las aves silvestres de sus lugares de reproducción, desde agosto a principios de diciembre, hacia lugares más cálidos, se han detectado distintos focos. La mayoría en aves silvestres y de corral en Países Bajos y en Alemania, si bien en Reino Unido, un foco en una explotación de reproductoras, y en Dinamarca e Irlanda, con un foco en un halcón peregrino en cada caso, también han notificado focos.
‘RIESGO ALTO’
Por ello el Mapa ha elevado el nivel a ‘riesgo alto’, y establece la necesidad de «reforzar las medidas de bioseguridad en las explotaciones avícolas». El objetivo es «evitar el contacto directo e indirecto de aves domésticas con las silvestres», y por ello insta también a «reforzar la vigilancia pasiva tanto en explotaciones avícolas como en aves silvestres y notificar a los servicios veterinarios oficiales cualquier sospecha de enfermedad de forma inmediata».
Así, el Mapa restringe «la cría de aves de corral al aire libre, salvo que se pueda asegurar que no entran en contacto con aves silvestres, a través de telas pajareras u otro dispositivo que impida la entrada de aves silvestres, y siempre que se alimente y abreve a las domésticas en el interior de las instalaciones o en un refugio que impida la llegada de las silvestres».
«Yo entiendo que hoy las aves de corral, todo lo que es ecológico, cumple todas las medidas de seguridad, tanto con su licencia sanitaria, ambiental, como con su licencia de actividad», explicó en respuesta a este periódico el presidente de Asaja Castilla y León, Donaciano Dujo. «Decisiones como la de restringir la cría al aire libre puede tener como consecuencia perjudicar a un sector que va en aumento», añadió. «Deberían aplicarse otros controles y no perjudicar esas explotaciones que están mejorando la mano de obra en el campo y por tanto el censo y las condiciones de vida del medio rural».
A juicio de Dujo, «todo lo que es ecológico tiene un mercado, y tiene que convivir con la ganadería y agricultura tradicional. Necesita un apoyo a la venta, con canales específicos de distribución y canales de mercado. No olvidemos que estos productos tienen una menor producción, y por tanto un coste añadido. Apoyo es lo que necesitan estos agricultores y ganaderos en ecológico».
El coordinador de la Unión de Campesinos de Castilla y León, Jesús Manuel González Palacín, apuntó que poner restricciones a la cría de aves en ecológico puede ser un varapalo para los productores, cuando se trata de un tipo de explotaciones «a las que cada vez se potencia más en Europa» y que «van a más, puesto que la demanda está creciendo». Puso como ejemplo la estrategia europea ‘De la granja a la mesa’, que promueve este tipo de explotaciones por necesitar «una menor cantidad de medicamentos».
Lo que está claro es que cuando viene un peligro como la gripe aviar, los productores no pueden perder de momento la calificación que puedan tener, y es necesario «establecer medidas temporales» que ayuden a mantener la certificación aunque de forma excepcional no se cumplan las condiciones de libertad de los animales que impone la normativa.
Palacín cifró el incremento de la demanda anual de productos ecológicos en «un nueve o diez por ciento», y lo justificó en que se trata de «productos de mucha más calidad, que no tienen residuos y su forma de producción se nota en el sabor». Por eso «entre la gente que aprecia las calidades organoléptica va a más».
Aparte de la tendencia del mercado, Palacín puso de manifiesto la necesidad de mantenimiento de la calificación en momentos como el actual, en los que se tengan que modificar los modos de producción. «Que no se pierda la calificación, que haya prevención y que se intente erradicar lo antes posible cualquier brote, si lo hay», son sus tres recetas ante la situación de riesgo establecida.
«No hay que olvidar que este tipo de enfermedades, si se detectan en una explotación, causan unas pérdidas terribles», recordó el responsable de la Opa. «Tanto en la gripe aviar como en la peste porcina, desde UCCL lo que recomendamos es atajarlas lo antes posible, medidas de prevención, y ayudas públicas para que no supongan pérdidas». En el caso de la peste porcina, también se incrementan las medidas después de que a principios de este mes de noviembre se localizara un centenar de casos de en Alemania.
Fuente: https://diariodecastillayleon.elmundo.es/